Ya hablé sobre el leísmo, el laísmo y el loísmo en un par de artículos anteriores. El asunto es árido y con aristas en varias direcciones. Tuvo poco seguimiento (lo que podía ser previsible), pero creo necesario insistir un poco más porque es objeto de duda frecuente entre los hablantes. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra; no seré yo... Lo trataré hoy desde otra perspectiva: a partir de los verbos de uso frecuente en que se plantea el problema. Hoy me voy a ocupar de los verbos preguntar, contestar y llamar, que tienen en común —junto con otros muchos — que se construyen con complementos referidos a personas, algunos de ellos en combinación con complementos referidos a cosas. Estos últimos a veces no se expresan, y de ahí surge la mayor parte de las complicaciones. En preguntar y contestar se dan con frecuencia casos de laísmo, y en el verbo llamar es habitual el leísmo referido a personas de sexo femenino.
Preguntar, cuando significa «hacer preguntas o pedir información a alguien sobre algo», se construye de dos maneras:
1) Aquello sobre lo que se plantea la duda o lo que se pegunta se expresa mediante un complemento directo, y la persona a quien va dirigida la pregunta, mediante un complemento indirecto:
Le preguntó a su amiga su opinión.
Le es un pronombre en función de complemento indirecto que anticipa a a su amiga, y por lo tanto debe usarse esta forma del pronombre, no la.
2) La duda planteada o aquello por lo que se pregunta se expresan mediante un complemento precedido de por o sobre:
Le preguntó a tu hermana por la salud de su padre.
Le es el complemento indirecto, como en la construcción anterior.
En ocasiones, el objeto de la pregunta o la duda no se expresan, pero el complemento de persona sigue siendo indirecto y, por lo tanto, el pronombre que debe usarse para el femenino (como para el masculino) es le(s), y no la(s):
La directora ha cambiado los horarios de atención al público. Pregúntale para confirmarlo (no pregúntala).
Contestar significa «dar respuesta a lo que alguien dice o pregunta». La respuesta se expresa con un complemento directo, y la persona a quien se responde, mediante un complemento indirecto:
Ante la insistencia de la periodista, el presidente le contestó que no habría subida de impuestos este año.
Le es el pronombre en función de complemento indirecto que representa a la periodista.
A veces el complemento directo no se expresa, pero el complemento de persona sigue siendo indirecto. Le corresponde, como en el ejemplo anterior, la forma le(s) del pronombre, tanto para el masculino como para el femenino:
La periodista preguntó sobre el nuevo impuesto sobre el patrimonio, pero el presidente no le contestó.
Cuando el complemento de cosa expresa, no la respuesta, sino la pregunta o aquello a lo que se responde, este es complemento directo o un complemento introducido por la preposición a. Si estos complementos no se expresan, el complemento de persona sigue siendo indirecto:
Había muchas dudas entre las enfermeras, pero el director intento aclararlas contestándoles (a) todas sus preguntas.
La enfermeras preguntaron al director, y este les contestó muy amablemente.
En ambos casos el complemento referido a enfermeras es complemento indirecto, y por tanto debe ser les, no las.
Llamar significa en primer lugar «atraer la atención de alguien diciendo su nombre o de cualquier otro modo». Es un verbo transitivo que, por tanto, se construye con un complemento directo de persona:
Ahí esta tu madre. Llámala desde la ventana.
La forma del pronombre que funciona como complemento directo debe ser la, y no le.
En el sentido de «establecer comunicación telefónica con alguien» el uso más generalizado y recomendable es el transitivo:
Luisa estuvo aquí hace un rato. Llámala por teléfono en cuanto puedas.
Como en el caso anterior, la forma preferible del pronombre es la(s) cuando se refiere a personas de sexo femenino.
Llamar es igualmente transitivo con el significado de «aplicar a alguien determinado nombre o calificativo»:
A la niña la llamaron Juana en recuerdo de su abuela.
Tomando como ejemplo los verbos preguntar y contestar, por un lado, y llamar, por otro, podemos observar dos fenómenos contrapuestos. Laísmo en el primer caso, especialmente cuando el complemento de cosa no se expresa, y se tiende a interpretar que el complemento de persona es el complemento directo. Leísmo en el caso de llamar cuando el complemento directo se refiere a personas de sexo femenino, hecho debido probablemente a la tendencia general, muy común en la actualidad, a no caer en el laísmo, sentido como vulgar o poco prestigioso entre muchos hablantes.