En un graciosísimo librito publicado hace algunos años para consumo interno por el Departamento de Español al Día, de la Real Academia Española, en el que se incluía una selección de consultas entre simpáticas, absurdas o simplemente chocantes formuladas al departamento, un airado consultante solicitaba ayuda a la Academia sobre el uso de los pronombres le, la y lo en estos términos (resumo):
«Quiero información sobre el leísmo y loísmo a ver si es posible un método o sistema que me aclare... Realmente es un problema y no me vengan con lo del complemento indirecto, que eso ya lo sé».
Tiene razón el consultante en que es un problema complejo y que dista de estar solucionado; yo diría que se ha transformado de un tiempo a esta parte y en algunos aspectos está empeorando. Sin embargo –lo lamento–, para empezar a entenderlo, hay que tener claro «lo del complemento directo y el indirecto». Trataremos en este artículo del uso impropio de le(s), el leísmo, y dejaremos para una segunda entrega el que se refiere a los pronombres la(s) y lo(s), es decir, el laísmo y el loísmo.
Para complemento directo:
Masculino singular: loMasculino plural: losFemenino singular: laFemenino plural: las
Para complemento indirecto:
Masculino y femenino singular: leMasculino y femenino plural: les
Ayer conocí a tu amigo Luis y le he vuelto a ver hoy en el supermercado.
Están tan cambiados sus hermanos que ya no les reconozco.
Leísmo de persona femenino. Es el uso de le(s) como complemento directo referido a personas de sexo femenino. Salvo en construcciones muy específicas, se considera incorrecto:
Le considero una mujer muy competente.
A tus amigas les conozco desde hace tiempo.
La considero una mujer muy competente.
A tus amigas las conozco desde hace tiempo.
Leísmo de cosa. Es el uso de le(s) como complemento directo referido a cosas. Se considera incorrecto.
El enchufe no tenía nada. Le han arreglado en un momento.
Quédate tú con los libros. Les llevas cuando puedas a la biblioteca.
Lo han arreglado en un momento.
Los llevas cuando puedas a la biblioteca.
El empleado no ha querido molestarla, pero la señora se ha quejado a su superior.
A mi madre le molesta mucho la música tan alta.
¿Me permite que le acompañe? (dirigiéndose a un hombre o a una mujer).
¿Me permite que lo/la acompañe?
Se le abre pulsando pulsando este botón (referido al capó de una coche).
Se la ve más al otro lado del puente.
Se le ve más al otro lado del puente (referido a un mujer).
Le ordenó venir inmediatamente.
Le pidió que fuera puntual.
Les propuso ir de viaje.
b) Sin embargo, en estas otras el complemento directo es el pronombre porque la construcción con infinitivo o la precedida de que están introducidas por preposición. Se usan, entonces, lo(s) o la(s):
La convenció de que vendiera el piso.
Las animó a que vinieran a la excursión.
Lo autorizó a pasar.
Los obligó a que abandonaran la sala.
En las tres últimas frases también sería admisible le(s) cuando se refieren a personas del sexo masculino.
c) En las siguientes construcciones con el verbo ver y oír, el pronombre es complemento directo. Se usan por tanto las formas correspondientes a esta función:La vi llegar.
Lo/le oí entrar.
No obstante, cuando el infinitivo es un verbo transitivo que lleva complemento directo, es habitual y admisible usar el pronombre como complemento indirecto:
Una vez le vi arreglar la persiana.
5.º Hay muchos verbos que se construyen con complemento directo de cosa y complemento indirecto de persona; por ejemplo, Escribí una carta (c. d.) a mi madre (c. i.). En algunos casos, el complemento de cosa se puede omitir, pero el de persona sigue siendo indirecto. Tomando el mismo ejemplo, si lo sustituyéramos por un pronombre, debería decirse Le escribí y no La escribí.
6.º Un grupo de verbos, entre los que se encuentran ayudar u obedecer, que tradicionalmente eran intransitivos y se construían con complemento indirecto, están pasando a ser verbos transitivos y este este el uso más consolidado hoy. Así pues deben construirse preferiblemente con los pronombre la(s), lo(s) o le(s) en función de complemento directo.
Finalmente, me gustaría llamar la atención sobre un tipo de leísmo incorrecto que se está extendiendo entre locutores de radio y televisión; y conocemos muy bien la influencia que ejercen los medios de comunicación oral en la generalidad de los hablantes. Se trata del uso del pronombre le(s) referido a personas del sexo femenino en construcciones que no ofrecen especiales dificultades. Como en:
Si ves a María Antonia, salúdale de mi parte.
Debió decirse:
Si ves a María Antonia, salúdala de mi parte.
Es difícil saber cuáles son la motivaciones de este uso, en cierto modo novedoso. Es posible que esté actuando inconscientemente el leísmo de cortesía, del que hemos hablado antes, o que predomine la tendencia a no caer en el laísmo, fenómeno que, aunque está muy extendido en la lengua hablada, se siente como claramente incorrecto, incluso vulgar (La dije que viniera).
Hasta aquí la primera parte sobre el uso de los pronombres le(s), la(s) y lo(s), que se ha centrado en el leísmo, un fenómeno complejo que plantea con frecuencia dificultades entre los hablantes de español y que, por supuesto, no se agota con las explicaciones que aquí se han dado. En la segunda y última entrega sobre este tema hablaré sobre el laísmo y el loísmo, que tienen unos perfiles más nítidos que el leísmo. Añadiré algunas orientaciones finales e información sobre fuentes de fácil de acceso a las que se puede acudir en caso de duda (cosa que hago con frecuencia). De momento animo a todos a dirigir la mirada —en este y en otros temas— hacia su propio uso lingüístico para hacerlo cada vez más consciente y preciso, más comprometido con la corrección. Si este artículo sirve para eso, misión cumplida.