En el artículo del 20 de marzo dimos un breve repaso a los conceptos gramaticales de complemento directo, complemento indirecto, verbo transitivo y verbo intransitivo, paso previo necesario para abordar el uso de los pronombres le(s), la(s) y lo(s), y comenzamos tratando el uso impropio de le(s), el denominado «leísmo». Hoy, en la segunda y última entrega sobre este asunto, hablaremos del laísmo y del loísmo.
El laísmo es el uso del pronombre la(s) en función del complemento indirecto. Se produce tanto en verbos transitivos como en intransitivos, y cuando se refiere a personas y a cosas. Es un fenómeno menos frecuente que el leísmo y más propio de la zona central y noroccidental de Castilla. Es muy raro en Andalucía, en Canarias y en Hispanoamérica. No se da en general en la lengua culta, especialmente en la escrita, por lo cual debe evitarse en todos los casos. Veamos algunos ejemplos:
Con verbos transitivos:
La dije que viniera (la es complemento indirecto femenino de persona).
No uses la lavadora, que tienen que arreglarla la puerta (la es c. i. femenino de cosa).
Debió decirse:
Le dijo que viniera.
No uses la lavadora, que tienen que arreglarle la puerta.
Con verbos intransitivos:
La gusta mucho la comida asiática (la es complemento indirecto femenino de persona)
La falta todavía una mano de pintura a la habitación (la es c. i. femenino de persona)
Debió decirse:
Le gusta mucho la comida asiática.
Le falta todavía una mano de pintura a la habitación.
El loísmo es el uso impropio de lo(s) en función de complemento indirecto masculino de persona o de cosa, en lugar de le(s), que es el que corresponde a esta función. Es un uso marginal en todo el ámbito hispánico y debe evitarse:
Los dijo que se callaran de una vez (los es complemento indirecto).
Dalo unas cuantas vueltas más (a un tornillo, por ejemplo; lo es c. i.).
Debió decirse:
Les dije que se callaran.
Dale unas cuantas vueltas más.
El laísmo y el loísmo se dan en construcciones en que el hablante no tiene claro si el complemento del verbo es directo o indirecto, para evitar un leísmo que en realidad no existe. Este fenómeno se llama en lingüística ultracorrección, que no es más que caer en un error por temor a cometer otro, hecho que ocurre con más frecuencia de la que puede imaginarse. Estos casos dudosos ya los hemos visto al tratar el leísmo. Los repasamos con algunos ejemplos:
La molesta que lleguemos tarde (sería correcta, en cambio, una frase como Disculpe, no he querido molestarla). Debió decirse Le molesta que lleguemos tarde.
Voy a aprovechar este rato libre para escribirla/lo. Debió decirse Voy a aprovechar este rato para escribirle.
La/lo estaban pegando en la calle. Debió decirse Le estaban pegando en la calle.
El laísmo y el loísmo son relativamente frecuentes en construcciones formadas por un verbo y un sustantivo, como echar un vistazo, sacar brillo, prender fuego que son percibidas como locuciones verbales (expresiones formados por varias palabras que funcionan como un solo verbo) sin serlo en realidad, y el pronombre se interpreta como complemento directo aunque no lo es. Como en las siguientes frases:
La eché un vistazo, La saque brillo, Lo prendió fuego. Debió decirse Le eché un vistazo, Le saqué brillo, Le prendió fuego. Aquí le es complemento indirecto y un vistazo, brillo y fuego son los complementos directos.
El motivo principal por el cual se cometen errores en el uso de los pronombres le(s), la(s) y lo(s) es que el hablante no está seguro de si el complemento verbal es directo o indirecto. Al hablar aplicamos inconscientemente las reglas de la gramática, y generalmente de modo correcto; sin embargo, en algunos casos de uso de estos pronombres, es necesario un instante de introspección sobre la propia competencia lingüística y, si persisten las dudas, conviene acudir a fuentes de información fiables que nos las puedan aclarar. Yo recomiendo vivamente la consulta del Diccionario panhispánico de dudas, elaborado por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, accesible gratuitamente en línea, que trata este problema con claridad y rigor para un buen número de verbos de uso habitual. Además, el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, y el Diccionario de uso del español, de María Moliner, indican en la definición de los verbos los complementos con los que se construyen, lo cual nos permite distinguir los verbos transitivos de los intransitivos, y el complemento directo del indirecto en cada uno de ellos.
Quizá se trata solo un gusto personal, pero estoy convencido de que el ejemplo posee las más de las veces una fuerza didáctica muy superior a la de cualquier explicación teórica por muy rigurosa o clara que nos parezca. Creo que sería muy útil —como una especie de recordatorio o vadémecum— traer aquí la lista completa de las frases empleadas como ejemplo en estas dos últimas entradas, con unas notas muy breves de valoración normativa. Aquí va:
Ayer conocí a tu amigo Luis y le he vuelto a ver hoy en el supermercado.
Leísmo admisible por estar referido a personas de sexo masculino.
Están tan cambiados sus hermanos que ya no les reconozco.
Leísmo admisible por estar referido a personas de sexo masculino, menos frecuente que en singular.
Le considero una mujer muy competente.
Incorrecto.
A tus amigas les conozco desde hace tiempo.
Incorrecto.
La considero una mujer muy competente.
Correcto.
A tus amigas las conozco desde hace tiempo.
Correcto.
El enchufe no tenía nada. Le han arreglado en un momento.
Incorrecto.
Los llevas cuando puedas a la biblioteca (los libros).
Correcto.
El empleado no ha querido molestarla, pero la señora se ha quejado a su superior.
Correcto. Uso transitivo de un verbo de influencia psíquica.
A mi madre le molesta mucho la música tan alta.
Correcto. Uso intransitivo de un verbo de influencia psíquica.
¿Me permite que le acompañe? (a usted).
Leísmo de cortesía. Admisible referido a personas de ambos sexos.
¿Me permite que lo/la acompañe? (a usted).
Correcto.
Se le abre pulsando pulsando este botón (el capó de un coche).
Leísmo admisible en construcciones impersonales.
Se la ve más al otro lado del puente.
Correcto.
Se le ve más al otro lado del puente.
Leísmo admisible en construcciones impersonales referido a personas de sexo masculino; no recomendable referido a personas de sexo femenino.
Le ordenó venir inmediatamente.
Correcto (referido a personas de ambos sexos).
Le pidió que fuera puntual.
Correcto (referido a personas de ambos sexos).
Les propuso ir de viaje.
Correcto (referido a personas de ambos sexos).
La convenció de que vendiera el piso.
Correcto.
Las animó a que vinieran a la excursión.
Correcto.
Lo autorizó a pasar.
Correcto.
Lo dejo entrar sin problemas.
Correcto.
Los obligó a que abandonaran la sala.
Correcto.
La vi llegar.
Correcto.
Lo oí entrar.
Correcto.
Le oí entrar.
Leísmo admisible referido a personas de sexo masculino.
Una vez le vi arreglar la persiana.
Leísmo admisible porque el infinitivo tiene complemento directo.
Si ves a María Antonia, salúdale de mi parte.
Incorrecto.
Si ves a María Antonia, salúdala de mi parte.
Correcto.
La dije que viniera
Incorrecto.
No uses la lavadora, que tienen que arreglarla la puerta.
Incorrecto.
Le dijo que viniera (a María).
Correcto
No uses la lavadora, que tienen que arreglarle la puerta.
Correcto.
La gusta mucho la comida asiática.
Incorrecto.
La falta todavía una mano de pintura a la habitación.
Incorrecto.
Los dijo que se callaran de una vez.
Incorrecto.
Dalo unas cuantas vueltas más (a un tornillo).
Incorrecto.
Les dije que se callaran (a sus amigas).
Correcto.
Dale unas cuantas vueltas más (a un tornillo).
Correcto
La molesta que lleguemos tarde.
Incorrecto. Uso intransitivo de un verbo de influencia psíquica.
Voy a aprovechar este rato libre para escribirla/lo.
Incorrecto.
Voy a aprovechar este rato para escribirle.
Correcto (referido a personas de ambos sexos).
La/lo estaban pegando en la calle.
Incorrecto.
Le estaban pegando en la calle.
Correcto (referido a personas de ambos sexos).
La eché un vistazo.
Incorrecto.
La saque brillo.
Incorrecto.
Lo prendió fuego.
Incorrecto.
Le eché un vistazo.
Correcto.
Le saqué brillo.
Correcto.
Le prendió fuego.
Correcto.
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